
Era cierto que la mujer es una amiga de la infancia y que las respectivas familias se conocen desde siempre, pero no se trataba de un encuentro por causalidad en Puerto Vallarta (México) sino de una aventura turística iniciada en Miami y continuada por localidades turísticas de lujo en Méxicodurante dos semanas en el mes de enero del 2011.
De familia adinerada
Fernando María Bargalló, de 57 años, procede de una familia muy rica, por lo que pudo pagarse la excursión de su bolsillo y no con fondos de la diócesis ni de Cáritas como se temía al principio. La “amiga de la infancia”, a su vez, es una empresaria divorciada, de 55 años, también rica, que ha estado o quizá todavía está enamorada del obispo.
De momento no se sabe quien envió la media docena de fotografías a un canal televisivo el pasado martes ni quien proporcionó al diario “Crónica” los detalles del romántico itinerario por cuatro o cinco localidades turísticas de lujo publicados el miércoles.
En estos casos el Vaticano suele nombrar inmediatamente un administrador para la diócesis y acepta rápido la renuncia del obispo interesado. A diferencia del abuso de menores, los hechos no constituyen, a primera vista, ningún delito, pero son absolutamente incompatibles con la responsabilidad episcopal y con el ejemplo que se debe dar a los sacerdotes y a los fieles.
En los casos en que el comportamiento incorrecto es grave o incluso delictivo, el Papa aplica sanciones complementarias que pueden llegar a la expulsión del estado clerical en los casos peores: el culpable no sólo deja de ser obispo sino que deja también de ser sacerdote.
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